La inspiración siempre me ha encontrado en las cosas pequeñas y efímeras. Unas cejas bonitas que se rizan, un crujir de huesos en mi cama, una conversación que se queda para siempre entre las paredes de un baño de fiesta y que me hace tener ganas de escribir o un parpadeo del sol cuando voy andando por la calle.
Las cosas que me inspiran parecen pequeñas pero me engrandecen.
La cercanía a los treinta da bastante vértigo.
Primero porque nunca pensé que llegaría a cumplirlos e incluso me propuse con veintiuno una lista para cumplir previamente a esta edad, por sí acaso me mudaba al otro barrio porque las Moiras me cortaban antes el hilo y me querían de inquilina en el más allá. Segundo, se siente a contra reloj, además de la presión social que esto tiene de extra.
Llevo toda mi vida con noches de insomnio donde me disfruto y me torturo preguntándome ¿a qué he venido aquí? ¿cuál es mi cometido?
Pensaba el otro día visitando cementerios qué es lo que se queda de ti cuando no estás, o como la gente te recuerda.
no sé como me recuerda quién no está ya en mis días.
creo que es muy importante pensar en cómo tocamos la vida de los demás y cual es el rastro de purpurina que dejamos en sus cuerpos, almas y cerebros.
No por nosotras y nuestro ego, ni nuestra propia forma de percibirnos, si no, porque quizás nuestras formas les hagan ponerse a escribir y llenarse de inspiración.
Creo que mi forma de tocar es con mucho glitter, aunque sacaron una noticia de que querían prohibirlo, siempre pienso seguir luciendo la intensidad con ternura radical y eso.
Tocar las vidas desde un mensaje de “he pensado en ti”, que tu nombre sea parte de un consejo a otros en una conversación o que te recuerden mientras suena una canción en la otra parte del mundo.
Por el momento, escuchad el disco que habla de las grietas de mi órgano vital.
algo así 🫴🏻✨🩸
yours truly,
hasta el domingo.
Marta Kornelski🔪🩸